Minucias en la vida


Los bordes de la angustia estudiantil en postgrado

Genaro Aguirre Aguilar

***


Es por la mañana y llego temprano al salón de clases. Apenas la segunda semana de una materia que imparto en postgrado y en su tercer día, las incertidumbres vuelven a objetivarse en los rostros de quienes conforman el grupo: 25mujeres y un hombre, casi todos ellos docentes y administrativos de los niveles educativos medio. Todos preocupados por entender los nuevos derroteros y dilemas que observa la educación contemporánea.

No es para menos: saber que deben entregar, al final de su formación, un trabajo recepcional, hace presa de la angustia a casi todos aquellos que hemos tenido la oportunidad de cursar una programa de maestría. Libros vienen y van en el terreno de la metodología en ciencias sociales, lo cierto es que como solía decirnos un apreciable maestro: “para aprender a besar se debe besar”.Así, para realizar una investigación, si bien importan los referentes disciplinarios y formativos en este rubro, también suele ser fundamental atreverse a caminar los caminos, atrayendo a esta experiencia formal y sistemática, las maneras y razones que nos llevan a decidir sobre nuestras acciones en la vida diaria. Así, cobijar de cotidianidad una pregunta de investigación, es reconocer la pertinencia de un diálogo reflexivo con nuestros entornos inmediatos (que en este caso suelen ser los labores, académicos o áulicos) para también dejarse acompañar con información relacionada con el tema para más tarde apuntalarse con el método y la perspectiva desde la cual queremos construir nuestro objeto de investigación. Es decir, la heurística de la investigación, en buena medida atraviesa distintos estadios, cada uno de los cuales demandan un acto decisivo y para la administración del recorrido investigativo.

Tan fácil como enunciado, como angustiante cuando se quiere llevar a la práctica, cuanto más si se realiza por primera vez o por segunda, que vienen a ser casi lo mismo: lo novedoso de un nuevo estadio formativo, como las inquietudes propias de un nivel que aún con los avatares profesionalizantes, sigue manteniendo un capital social y simbólico generador de estas incertidumbres entre los estudiantes, aun cuando son profesionales y tras de sí un camino recorrido en los terrenos de la educación.

Quizá lo que valga la pena, es recuperar este tipo de cotidianidad, para terminar por reconocer y entender que los programas de formación aún en estos niveles, dista mucho de ser el que en el discurso uno lee o escucha; pues vuelvo a ver a estos jóvenes y en muchas miradas me recuerdo, de allí que los entienda y decida hacer un giro en la planeación para tratar de allanar algunos de sus caminos, pero lo cierto es que también depende mucho de ellos alcanzar las certezas para enfrentar sus angustias naturales de un proyecto personal que demanda actitud y cualidades que distan mucho de estar resueltas sino se viven en carne propia para hacerlas significativas frente a este tipo de retos. Como quiera las y lo veo en el salón y sigo pensando: no son más mis pareceres. El resto lo está precisamente aquí.


0 comentarios:

Publicar un comentario