MINUCIAS EN LA VIDA

La experiencia de una jornada intercultural

Genaro Aguirre Aguilar

Sin quizá imaginarlo pero en todo caso deseado, del 11 al 13 de noviembre pasado tuvieron lugar en la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación lo que esperamos sean las primeras Jornadas de Comunicación e Interculturalidad, evento que deseamos establezca vínculos entre la Universidad Veracruzana Intercultural y quienes formamos la comunidad académica de la facultad de Comunicación.

Como toda primera ocasión, el objetivo era abrir un espacio para el diálogo y la reflexión frente a lo que parece ser un pendiente en nuestra Casa de Estudios, como la misma sociedad veracruzana: posibilitar espacios de encuentro, donde la diversidad, la pluralidad y la diferencia, lejos de distanciar promuevan experiencias matizadas, enriquecidas por procesos de reconocimiento e interacción multicultural.

El encuentro entre estudiantes, profesores e invitados especiales, abrió la oportunidad para plantear tópicos que acompañaran al entendimiento de las diversas realidades que viven los jóvenes estudiantes, quienes venidos de trayectorias, biografías y áreas de conocimientos diferentes, apostaron por un diálogo para trazar una suerte de agenda con los pendientes que hacen falta cumplir para tejer una vida social más digna, más incluyente, más dialógica.

Así, más que respuestas, generaron preguntas, se visualizaron caminos, se compartieron sueños. Al final, como promotores de estas jornadas, volvimos a confirmar lo que ya sabemos: cuando a los cuando se les da la oportunidad de dialogar, suelen sorprender con sus intereses, expectativas, anhelos; esos otros mundos que hoy construye desde un lenguaje, una estética y una pragmática que sus adultos, profesores o familiares desconocen; pero además para el que muy pocas veces estamos o nos hemos preparado, confiados que nuestro mundo y lo vivido en es mejor, el obligado.

Y el detalle es ese: con suma facilidad tendemos a caer en el error que los chavos no “saben lo que dicen”, “no tienen la experiencia”, “su aislamiento los desconecta del mundo real”, “no saben lo que les espera en el futuro”, como si esto allanara su presente o los entendimientos que debemos procurar. Al contrario, no sólo los estigmatiza, sino los desdibuja o anula, pero también los victimiza o también criminaliza, sea en el colegio, en la universidad o en sus propios hogares.

Sin ninguna duda, estas jornadas me han dejado un gran aprendizaje, mismo que espero seguir compartiendo en las entregas siguientes, pues si bien no serán más que reflexiones -una vez más- desde un adulto, esperaría mover al diálogo no sólo entre nosotros los académicos, si no también en nuestro rol como padres o familiares, pues aún cuando la realidad que vivimos y en la que habitamos es distinta a la de los jóvenes, a veces seguimos creyendo que “todo pasado fue mejor…”, como si esto sirviera para enfrentar el complejo mundo que hoy vivimos.

Creo que como nunca, es necesario tender puentes, pero procurando cruzarlos para estar juntos a los jóvenes y no buscar atraerlos a donde estamos nosotros: cobijados en nuestras certidumbres y verdades, propio de un pensamiento que tiene más de ingenuidad que de sabiduría. Aunque a veces no lo creamos o asumamos como posible.

1 comentarios:

MaRiÉ dijo...

No sabes como lamento no haberme enterado a tiempo, me habría encantado participar. En fin, espero no perderme la proxima jornada. Saludos Cordiales.

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