ALIANZAS QUE MATAN…O QUE PROMETEN.

ALIANZAS QUE MATAN…O QUE PROMETEN.
Edgard González Suárez.
25 de enero de 2010

La sola idea de una alianza electoral entre el PAN y el PRD en por lo menos 5 estados del país, donde se renovarán gubernaturas (Durango, Hidalgo, Tamaulipas, Oaxaca) puso a trinar a la dirigencia priísta y mereció toda clase de epítetos: engendro, ponzoña, abominación, alianza antinatural, etc. Lo que demuestra, en principio, que un desafío electoral al PRI, de esa envergadura, echaría por tierra las cuentas alegres y festejos que desde hoy los priístas hacen en torno a recuperar la Presidencia de la República en el 2012. Y es que la estrategia de concretarse apuntaría justo en la ruta de hacer perder el control político financiero de esas y otras entidades federativas e impedir el retorno del PRI a los Pinos.

Pero valdría la pena preguntarse, por qué es válida un alianza económico financiera entre el PRI y el PAN, como hasta ahora lo han hechos desde hace más de 22 años, en beneficio de los monopolios que controlan este país, y no un alianza político electoral entre el PAN y el PRD, para construir desde los estados una base más competitiva y democrática.

Insistir que no es posible llegar acuerdos entre los partidos es seguir la ruta del fracaso para el desarrollo social de este país.

Esta claro que es mas fácil que PAN y PRD lleguen a cuerdos para la apertura democrática, así sea desde las entidades federativas, podría incluso en una lógica regionalista y ascendente, para intentar instaurar los elementos claves de la democracia: la alternancia, la transparencia, la competencia electoral, la justicia y el equilibrio entre riqueza y pobreza. No importando incluso que sea solo coyuntural y que responda a intereses mediatos de alguno de los aliados, pero sería una base mínima desde cual partir.
Por qué sería mas difícil con el PRI?, porque aunque ideológicamente son más afines (PRI-PRD), a los caciques regionales del PRI no les interesa poner en juego sus bases de poder y control de los recursos públicos en ningún lugar donde se encuentran.
Al PRD se le ha dificultado poner en perspectiva una política regional y ascendente, han dejado de luchar desde los municipios y los estados y se han centrado en la llamada política “nacional”. En Veracruz, por ejemplo, es casi inexistente en más de 170 municipios de los 212 que hay, y a excepción de los 6 estados que gobierna (Baja California Sur, Chiapas, Zacatecas, Michoacán, Guerrero y el DF), en el Norte del país es una fuerza más bien modesta. Le convendría acordar un programa mínimo de gobierno con el PAN y fortalecerse desde esa alianza.
Al PAN le urge una alianza que detenga el control electoral y de las finanzas públicas en los estados donde históricamente desde hace más de 60 años gobiernan las oligarquías regionales incrustadas en el PRI, y hacer más favorable la balanza de poder regional y federal frente a su principal adversario.
Los motivos pueden ser diversos, pero los acuerdos pueden ser objetivos y sobre todo públicos. Una alianza electoral entre la derecha y la izquierda no es ninguna fantasía, si ponen al centro un programa mínimo de gobierno puede ser conveniente para la sociedad. Ahí esta la Concertación Chilena, El Movimiento de Solidaridad polaco, el Congreso Nacional Africano, Charles de Gaulle, Aldo Moro, Adenauer, Lula, etc.

Las transformaciones que requiere y exige este país pasan por una politica de acuerdos, de reconocimiento, de respeto y sobre todo de deseos y voluntad para avanzar en el desarrollo social de este país.

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