Minucias en la vida



La afición escuala y la ausencia del Otro
Genaro Aguirre Aguilar

Escribo apenas un día antes de conocer si el equipo Tiburones Rojos del Veracruz le alcanza el tiempo para remontar un marcador en contra que lo tiene al borde de la descalificación de la liguilla de la Primera A. Y lo hago tras haber escuchado un programa deportivo en donde -por primera vez- las llamadas telefónicas se repartían entre aquellos que confiaban y quienes habían perdido toda esperanza de volver a la Primera División en este año.
Lo cierto es también, que tecleo movido por un sentimiento que me arropa, pues si bien pude haber formado parte de aquellos años cuando la tiburomanía abarrotaba los estadios de cualquier plaza en la república mexicana, con los años he ido perdiendo el gusto para seguir siendo el fanático que quizá llegué a ser. Y en medio de todo ello, el otro sentimiento: ese que se mueve entre lo emocional y lo razonable como para tener claro que cada vez que escucho a los fanáticos al club Tiburones Rojos, alcanzo a percibir esa ausencia de lo que en la Antropología se llama “El otro”.
Es decir, la mesura subordinada al corazón escualo, suele desconocer al contrincante, rayando en la ausencia de un reconocimiento como para dar cabida a la posibilidad de contar también con él. Pero no, si bien el juego es de dos y ambos equipos tienen aspiraciones similares, la verdad es que en la perspectiva del grueso de los fanáticos escualos, la seguridad irradia tanto que termina por enceguecer la razón.
Repito, no sé si vaya a sacar el marcador para anotar tres goles e impedir que Los Monarcas Mérida les hagan uno, pero no puedo evitar sonreír tras pensarlo uno y otra vez: a lo largo de la temporada fue más bien un equipo mediocre, con un pobre estilo de juego, con jugadores inhabilitados técnicamente, pero lo que es 
peor, confrontados con el gol como para –razonablemente-, creer que tienen en sus manos la onza para cambiar el rumbo de lo que es inminente: ser responsables de la frustración de una afición que suele seguir soñando con verlos ascender al máximo circuito. 
Ese “otro” negado, impide comprender y aceptar que también importa, que tiene sueños, compromisos, capacidades, pero sobre todo, una diferencia de tres goles y con algo más a su favor: el tiempo, la administración de los nervios y la certeza que con un gol que hagan, obligaran a los tiburones a anotar 4. Y así sucesivamente. Por supuesto que desearía la hazaña escuala, pero también sé que hay quién ha dicho, “ayúdate que yo te ayudaré”. Y en esto, el equipo de Luis Flores, no ha venido haciendo mucho. En fin, el volado está a punto de dar con el suelo. Esperemos desde la razón y no la emoción. 

4 comentarios:

m@r dijo...

hola maestroo aqui pasando por su blog y topandome con este comentario suyo q aunq con tristeza admito q tiene toda la razón las tiburones rojos sobreviven en la ilusion ya de una pequeña cantidad de aficion q aun tiene la esperanza de que el equipo reviva y emerga de la penumbra en la que se encuentra y yo aunq le voy a los tiburones, pues soy de mi hermoso puerto de Veracruz, perdi la fe en el equipo, ojala y el mas alla les de una oportunidad y hagan algo si no otra vez mas el pueblo veracruzano se quedara sin equipo en la proxima temporada de la primera división.

Ángel Ramos dijo...

Hola, que diferente es este "comentario" deportivo, seria curioso ver cosas asi en los programas de deportes o en las publicaciones especializadas, los académicos también saben de otras cosas aparte de su campo de estudio y aplicar este conocimiento a aquellas areas de su interés como por ejemplo el fútbol y generar asi una nueva reflexión es algo muy interesante.

Víctor Toriz dijo...

La moneda esta en el aíre, en los deportes se materializa la vida, se gana y se pierde, en un equipo se refleja el pueblo, la gente aun tiene esperanzas, sin embargo creo que al equipo jarocho le falta identidad, “garra” como se dice en el argot pambolero, de igual forma la afición se encuentra en la búsqueda de la identidad, de un ídolo, recuerda los años de gloria de Cuahutemoc Blanco, pero no sabe lo que sigue.

Suerte a los Tiburones, el puerto se merece un equipo de primera división.

Genaro Aguirre Aguilar dijo...

Agrdezco a cada uno de ustedes estos comentarios. Sin duda es la ocasión para seguir dialogando, desde sus y las miradas que nosotros los profes podamos tener.
Al final, la onza nos dio en el rostro.
Esperemos otro año para ver si ahora sí, la dignidad se hace presente en el proyecto deportivo del club.

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