
El Cruz Azul: otro fracaso más
Genaro Aguirre Aguilar
Desde que se dijo el futbol era «el juego del hombre», le he ido al Cruz Azul, lo otrora Máquina Celeste, equipo del balompié mexicano que tantas satisfacciones diera a sus fanáticos hace algunos años, como frustraciones también les ha dado en las últimas temporadas. De ser un equipo «glorioso» parece que cada vez más es «medroso».
Para muestra lo que ha venido ocurriendo en los últimos torneos cortos del futbol nacional, donde si bien se puede presumir ha sido el más constante tras haber llegado a tres finales en los últimos cuatro torneos, en las mismas ocasiones ha terminado por volver a casa con la «cabeza baja». Si con Marcarian como timonel nos entusiasmamos al llegar a la final después de mucho tiempo de no hacerlo, el raspón con la derrota dolió pero el «cierto» orgullo nos sacó adelante. Vendría el siguiente y ya con el maestro Galindo, volvimos a la final para perder en tanda de penales. Lo peor vino en la siguiente temporada, cuando era más fácil que perdiéramos a que ganáramos, no por menos al principio en broma, pero más tarde como «principio» de sobrevivencia, solía decirle a mis estudiantes o mis amigos que «le iba al Cruz Azul aunque ganara».
Sin embargo, para esta temporada con la llegada del «ojitos Meza», seguro estaba que llegaríamos a la final y además la ganaríamos. Y sí, llegamos a la final en medio de serias dudas por la forma en que a Cruz Azul les perdonaron una serie de jugadas que al final lo beneficiaron, pero allí estaba una vez más en la «Fiesta grande del futbol mexicano».
Pero después de un redondo primer tiempo en el juego de ida frente al Monterrey, la debacle vino en la segunda parte: descuidos y errores imperdonables terminaron por permitir la vuelta a un marcado que se antojaba imposible: de ganar 3-1 terminó perdiendo 4-3. La suerte estaba echada, pues en el juego de vuelta solo se confirmó lo que parece ya es costumbre: el Cruz Azul es un equipo mediocre y del “ya merito”.
Recién me han preguntado si he pensado en cambiar de equipo, por primera vez he dicho que sí, lo he pensado, pero sé que en el fondo esto será “imposible”: también tengo mi corazoncito y este seguirá teñido de azul, aunque siga aguantando la vacilada de mi hijo Aldo, quien me invita a irle a los Potros de Hierro, su equipo. El del pueblo.
1 comentarios:
Nuevamente saqué mi playera del baúl de los recuerdos, la lavé, planché y perfumé pues segura estaba de que esta vez era el momento justo de lucirla con orgullo. Triste nuestro caso. No sé tú pero yo seguiré siendo azul...vas a ver que la próxima temporada si seremos campeones... ya merito, ya merito.
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