EL “DIABLO” ANDA SUELTO
Edgard González Suárez
La soberbia del carro completo, la fantasía de los veinte puntos de ventaja sobre su más cercano competidor, los errores y traspies de los centros de “pesamiento estratégico” (Morgado, Andrade, Ferrari, Carvallo y ahora hasta Buganza), los audio escándalos y la clara y abierta intromisión del Gobierno Federal a favor del candidato del PAN, tiene al PRI al borde de un ataque de nervios. No porque crean que van a perder sino por los enormes errores que hubieran evitado a lo largo del camino: intrigas, deslealtades, choques frontales, descoordinación, etc.
Durante los últimos dos años repitieron como pericos, en cafés, en periódicos, en convenciones, en el partido, que Miguel Angel Yunes era cosa del pasado, era un error garrafal de Acción Nacional hacerlo candidato y que el “perro” no traía nada, ni a priístas, ni a panistas, ni nada. La gente le teme, la gente le huye, nadie lo quiere. Es el error de no hacer análisis y sumirse de manera acrítica a la visión y deseos del “UNO”.
Así, la clase política del PRI, desdeñó el proceso de selección del candidato de Acción Nacional, se dedicó a rumiar sus inconformidades por el proceso de selección interno y en el último mes ha tenido que reconocer que el candidato azul, por lo menos, está cerrando fuerte.
Mantenerse a flote con base en encuestas, rupturas de militantes panistas, acusaciones a las dirigencias de la oposición, defensa desaforada del proyecto. No parece ser la mejor estrategia.
Lo que muchas veces hemos dicho a todos lo partidos, quien tenga el apoyo de la sociedad civil, quien mantenga a sus militantes activos y preparados, quien disponga de recursos, creatividad y talento, quien convenza e imponga una agenda de propuestas, y quien vaya por la gran masa de voto indeciso, ese tendrá las mayores probabilidades para ganar las elecciones.
Ahora no queda más que apretar las tuercas de la maquinaria, no con intimidaciones y amenazas, sino con propuestas, con convicción, buscando la sinergia municipal y gubernamental, acercando a todos los grupos (ojala y no sea demasiado tarde), prepararse para un escenario adverso y una competencia cerrada. La judicialización o la anulación de la elección.
Es la hora del trabajo de base, es la hora de la unidad del partido y de la unidad frente a al gobernador. El PRI y el Gobernador se juegan el todo por el todo. Javier Duarte debe ganar por una diferencia de más de 100,000 votos. Una diferencia menos a 40,000 votos será pretexto para buscar una decisión al tribunal electoral. Nadie quiere al candidato del PRI entrando a fuerza al palacio de gobierno, al recinto legislativo para tomar protesta en medio de rechiflas, marchas y bloqueos. Nadie quiere a un candidato del PAN forzando una negociación política en la mesa.
Ya veo la televisión el lunes 5 de julio, Oaxaca y Veracruz en medio de protestas, arrestos, heridos, etc. Nadie quiere ni desea eso. El objetivo es el día de la jornada electoral, la clave son las 8 de la noche y los resultados preliminares. Conducir el proceso por la vía legal es el reto, la provocación y la violencia pueden ser el tono de aquí al domingo 4 de julio, y un elemento más para manchar la elección.
El PRI debe dejar de pelear y querer desquitarse del golpe televisivo. Se debe centrar no en el autoelogio y el autoengaño, por el contrario, debe cerrar a tambor batiente en cada uno de los distritos y municipios. El Gobernador debe de salir de la escena pública, sus declaraciones son contraproducentes. Ahí esta el Secretario de Gobierno, el Procurador, el presidente de Partido, el líder de la Cámara, los operadores en tierra, para enfrentar mediáticamente a la oposición, Deben, en conjunto, obligar a sus huestes a olvidarse de esa noción dañina llamada “voto cruzado” o “voto diferenciado” y sacar adelante a todos los candidatos del PRI. Solo así se antoja ganar la elección.
En tanto el candidato del PAN y su equipo se reúnen, todos lo días por la noche, en un hotel de Boca del Río. Preparan al parecer una embestida más. El “red side” no debe dejar a la buena estrella de Fidel su triunfo. Se les puede atravesar el “diablo”…hace días que anda suelto.
Edgard González Suárez
La soberbia del carro completo, la fantasía de los veinte puntos de ventaja sobre su más cercano competidor, los errores y traspies de los centros de “pesamiento estratégico” (Morgado, Andrade, Ferrari, Carvallo y ahora hasta Buganza), los audio escándalos y la clara y abierta intromisión del Gobierno Federal a favor del candidato del PAN, tiene al PRI al borde de un ataque de nervios. No porque crean que van a perder sino por los enormes errores que hubieran evitado a lo largo del camino: intrigas, deslealtades, choques frontales, descoordinación, etc.
Durante los últimos dos años repitieron como pericos, en cafés, en periódicos, en convenciones, en el partido, que Miguel Angel Yunes era cosa del pasado, era un error garrafal de Acción Nacional hacerlo candidato y que el “perro” no traía nada, ni a priístas, ni a panistas, ni nada. La gente le teme, la gente le huye, nadie lo quiere. Es el error de no hacer análisis y sumirse de manera acrítica a la visión y deseos del “UNO”.
Así, la clase política del PRI, desdeñó el proceso de selección del candidato de Acción Nacional, se dedicó a rumiar sus inconformidades por el proceso de selección interno y en el último mes ha tenido que reconocer que el candidato azul, por lo menos, está cerrando fuerte.
Mantenerse a flote con base en encuestas, rupturas de militantes panistas, acusaciones a las dirigencias de la oposición, defensa desaforada del proyecto. No parece ser la mejor estrategia.
Lo que muchas veces hemos dicho a todos lo partidos, quien tenga el apoyo de la sociedad civil, quien mantenga a sus militantes activos y preparados, quien disponga de recursos, creatividad y talento, quien convenza e imponga una agenda de propuestas, y quien vaya por la gran masa de voto indeciso, ese tendrá las mayores probabilidades para ganar las elecciones.
Ahora no queda más que apretar las tuercas de la maquinaria, no con intimidaciones y amenazas, sino con propuestas, con convicción, buscando la sinergia municipal y gubernamental, acercando a todos los grupos (ojala y no sea demasiado tarde), prepararse para un escenario adverso y una competencia cerrada. La judicialización o la anulación de la elección.
Es la hora del trabajo de base, es la hora de la unidad del partido y de la unidad frente a al gobernador. El PRI y el Gobernador se juegan el todo por el todo. Javier Duarte debe ganar por una diferencia de más de 100,000 votos. Una diferencia menos a 40,000 votos será pretexto para buscar una decisión al tribunal electoral. Nadie quiere al candidato del PRI entrando a fuerza al palacio de gobierno, al recinto legislativo para tomar protesta en medio de rechiflas, marchas y bloqueos. Nadie quiere a un candidato del PAN forzando una negociación política en la mesa.
Ya veo la televisión el lunes 5 de julio, Oaxaca y Veracruz en medio de protestas, arrestos, heridos, etc. Nadie quiere ni desea eso. El objetivo es el día de la jornada electoral, la clave son las 8 de la noche y los resultados preliminares. Conducir el proceso por la vía legal es el reto, la provocación y la violencia pueden ser el tono de aquí al domingo 4 de julio, y un elemento más para manchar la elección.
El PRI debe dejar de pelear y querer desquitarse del golpe televisivo. Se debe centrar no en el autoelogio y el autoengaño, por el contrario, debe cerrar a tambor batiente en cada uno de los distritos y municipios. El Gobernador debe de salir de la escena pública, sus declaraciones son contraproducentes. Ahí esta el Secretario de Gobierno, el Procurador, el presidente de Partido, el líder de la Cámara, los operadores en tierra, para enfrentar mediáticamente a la oposición, Deben, en conjunto, obligar a sus huestes a olvidarse de esa noción dañina llamada “voto cruzado” o “voto diferenciado” y sacar adelante a todos los candidatos del PRI. Solo así se antoja ganar la elección.
En tanto el candidato del PAN y su equipo se reúnen, todos lo días por la noche, en un hotel de Boca del Río. Preparan al parecer una embestida más. El “red side” no debe dejar a la buena estrella de Fidel su triunfo. Se les puede atravesar el “diablo”…hace días que anda suelto.
1 comentarios:
pues entre diablos se vean porque fidelito es otro rojillo
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