VÉRTICE POLÍTICO
Edgard González Suárez/09 de julio de 2010
TRAICION, DESLEALTAD Y VOTO DE CASTIGO
Es de muy mal gusto decirles..."se los dije". Pero los resultados electorales de la jornada del domingo 4 de julio en Veracruz, a dejado pasmados a analistas, encuestadores, comentaristas, operadores, etc. Y no porque el PRI haya ganado la gubernatura sino por la composición del voto, su distribución, y sobre todo, sus inconsistencias.
Todas las encuestadoras daban más de 20 puntos de ventaja a la coalición roja, acabó en 4 puntos (85,000 votos). ¿Cómo se cerró tanto la votación?
En comentarios anteriores sostuvimos la idea de que la estructura del PRI era mucho más fuerte, extensa y sólida frente a cualquier otra de cualquier otro partido, y que la clave del triunfo del PRI era precisamente mantener aceitada su maquinaria electoral: promoción y movilización. Esta estructura por sí sola puede competir exitosamente en cualquier elección, y además, la única posibilidad de derrota estaba en la fractura de esa estructura o la movilización ciudadana –indecisos- que siempre rompe las expectativas de los partidos.
Esta claro que a la luz de los resultados, o la estructura no se movió de manera pareja y consistentemente, o un ejército de ciudadanos salió a las urnas a manifestar su búsqueda de alternativas. ¿Qué paso?, ambas cosas, en casos, secciones, zonas geográficas, la estructura fue resquebrajada, por deslealtad (por que no les pagaron, no les llegaron los apoyos, les prometieron algo y no les cumplieron, se privilegió a otros líderes, no movilizaron, etc.), o por traición (les compraron la operación, o les penetraron a las bases y les compraron el voto). Esta situación deberá ser valorada por el partido y corregir lo que haya que corregir. Con todo, la votación logró salir adelante.
Por otro lado, una masa de ciudadanos –llamados indecisos- salió y busco opciones: ya sea en diputaciones, en alcaldías y en el voto a Gobernador.
Si esto fue así, queda claro que el llamado voto indeciso se abstuvo de manifestar sus preferencias en las encuestas, incluso las de salida, y llegó a la urna buscando opciones, y en gran medida esto hizo crecer la votación inusitada del Partido Acción Nacional (1,100,000 votos).
El piso de arranque de Yunes Linares como candidato era de 700 mil votos, la pregunta es de donde ganó 400 mil. Una explicación sin duda tiene que ver con el efecto generado por la intervención federal para desacreditar, vía los audioescándalos, a Fidel y a su gobierno. El éxito de una creativa, contundente y parejera pauta de radio y televisión del candidato del PAN; en las zonas urbanas, los temores fundados a la violencia, la extorsión y los levantones; en la zona norte y serrana del estado, la movilización de los programas federales a favor del PAN; en algunas alcaldías, el hartazgo de los ciudadanos a los caciques y familiares (novias, esposas, hijos, amantes) impuestos como funcionarios o candidatos locales.
Lo cerrado de la votación también puede ser interpretado como un voto de castigo a la propuesta de gobierno del PRI. Las elecciones a gobernador ya no serán un paseo para nadie.
Y por lo que veo hay mucho que corregir y replantear –en el ámbito electoral-. La gobernabilidad estatal debe ser prioridad y Javier Duarte, ya con su constancia de mayoría, lo debe de impulsar.
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