LA BARBIE...¿CAPTURA O ENTREGA PACTADA?

VÉRTICE POLÍTICO


Edgard González Suárez

31 de agosto de 2010





LA BARBIE…¿CAPTURA O ENTREGA PACTADA?





Hace 14 años, un grupo de ex militares formados como GAFES (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales) para infiltrar a las bandas de narcotraficantes, terminaron desertando y pasándose al lado del enemigo. Se caracteriza como un grupo paramilitar dedicado a brindar seguridad y ejecutar el exterminio de los rivales en las “plazas” dominadas por el cártel. Nació así, en México, el “sicariato” y esto dio origen a su grupo más famoso: los “Zetas”.
Los Zetas se convirtieron en el grupo armado del Cártel de Golfo bajo las órdenes de Osiel Cárdenas Guillen. Un grupo de no más de 40 personas que operaban la intimidación y el cobro de deudas del cártel en los estados de Tamaulipas y Nuevo León.
Las autoridades federales reconocen que el grupo original, conformado por ex militares desertores, fue diezmado y que no quedan más de 11 jefes del antiguo sicariato, pero a su vez, en plena política de crecimiento, han reclutado y entrenado a nuevas generaciones que operan en diversos estados del país. Son famosos por su alto nivel de criminalidad; el Zeta 20, el zeta 14, el zeta 40, el zeta 11, etc. Cabezas de las “estacas” asentadas en distintas plazas o ciudades por donde viaja la droga hacia la frontera norte. Desde Quintana Roo, hasta Nuevo Laredo.
Cuenta un mito que los zetas se denominan así, por la imposibilidad de utilizar sus nombres verdaderos o nombres propios en los enlaces de comunicación para dar o recibir órdenes, y por estar a la “cola” de la jerarquía de la banda criminal, es decir los encargados de la presión, el secuestro y la ejecución. Los del trabajo sucio pues.
Otro mito dice que el Código Judicial Militar en la frecuencia de la radio del ejército, para tenientes con rango y especialidad era “Z”, lo que los identificaba como oficiales especializados.
Mientras duro el pacto entre los cárteles para dividirse el trasiego e introducción de droga a los EEUU, y el Estado no los combatía frontalmente, cada Cártel tenía a sus grupos de guardia y protección, funcionaban principalmente como ejecutores y cobradores a los narcomenudistas. Pero con la caída de Juan García Abrego y Osiel Cárdenas Guillén, como cabezas del Cártel del Golfo, la cruenta guerra entre los Cárteles de Sinaloa y del Golfo desatada sobre todo a la fuga del Chapo Guzmán en 2001, transformó a las antiguas bandas encargadas de tareas de seguridad y protección en una banda de choque y enfrentamiento. Para “ganar la plaza” y mantener a raya a los competidores.
La lucha por el control de rutas de acceso a los principales centros de introducción de la droga en Estados Unidos: Tijuana, Cd. Juárez, Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, generó los enfrentamientos más sanguinarios que se hayan escuchado en el país.
Así, el cártel de Sinaloa (al mando del Chapo Guzmán), el de Tijuana (al mando de los hermanos Arellano Félix), La Familia Michoacana (al mando de los hermanos Valencia y Servando Gómez Martínez (a) “la Tuta”), el Cártel del Golfo (al mando de Tony tormenta), el Cártel de Juárez (al mando de Vicente Carrillo fuentes), etc. crearon sus propios grupos de choque, con tácticas para operaciones especiales, manejo de armas largas, conocimientos de elaboración de bombas y granadas y especialistas en ejecutar a los enemigos. Con el tiempo y a raíz de la expansión y distribución de las tareas en buena parte del territorio nacional (Acapulco, Oaxaca, Cancún, Veracruz, Cuernavaca, Guadalajara, Gómez Palacio, Tepic, Monterrey, etc.) el grupo de choque mejor preparado, con conocimientos militares, y organizados jerárquicamente: los Zetas, decidieron independizarse, y formar su propio cártel.
A raíz de la presión y acorralamiento que el Estado ha creado para la operación del tráfico de drogas en el país, los cárteles viven hoy una condición de permanente acoso, y donde el brazo del estado golpea a la estructura de un cártel, de inmediato, desde dentro de la estructura, otro “jefe” intenta hacerse del control de la ruta y de las “plazas”, o en su defecto, otro “Cártel” esta dispuesto a disputar el control del trasiego de drogas en ese territorio.
Con la detención de la Edgar Valdéz Villareal (a) la Barbie, ex jefe del grupo de sicarios de Arturo Beltrán Leyva, del cártel de Sinaloa (nunca fue zeta, y más bien los combatía), y ahora promotor de su propio grupo de seguridad y control de plazas: Acapulco, Cuernavaca, Distrito Federal, entre otras, se golpea a la estructura operativa de dicho cártel, principalmente a la facción comandada por los Beltrán Leyva. Y seguramente habrá un reacomodo violento desde dentro, y aun más, un enfrentamiento con otros grupos de criminales por el control de las plazas.
Sin menospreciar la importancia de esta detención, quedan para el análisis dos preguntas. Hace unos meses fue abatido en enfrentamiento y expuesto al escarnio por la Marina el cadáver de Arturo Beltrán Leyva, hace unas semanas Ignacio “Nacho” Coronel, fue abatido en enfrentamiento por el Ejército. Antier, sin mediar ningún tiro, según versión oficial de la Policía Federal, Edgar Valdez Villareal, fue capturado y puesto a disposición de la PGR. ¿En verdad su captura fue producto de labores de inteligencia de la Policía Federal, y exclusiva competencia de ésta en el operativo? ¿Por qué no intervinieron ni la Armada ni el ejército en el operativo? ¿No parece más bien una entrega pactada? Y a cambio ¿de qué fue la entrega y detención de uno de los sicarios más peligrosos y sanguinarios, según los reportes de todas las corporaciones de seguridad?

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