Algunas necesidades expuestas


Por Jorge Campa Pérez


Si algo ha ido quedando claro durante el paso del desastre proferido por el huracán Karl a la zona metropolitana de Veracruz es la participación de la sociedad civil que se mueve para ayudar y apoyar al desarrollo de las comunidades rurales, semi-urbanas y urbanas de manera voluntaria y organizada. Esto no es nuevo en distintas regiones del país pero ¿cuánto tiempo se sostendrá? ¿nos quedaremos sólo con la satisfacción de haber contribuido a la recuperación de las poblaciones afectadas o visualizaremos que es necesario blindarnos como ciudadanos frente a cualquier catástrofe ya sea económica, política o social?

Con esto quiero decir que es de suma importancia reconocernos como dueños de nuestra ciudad, pero también de su rumbo, y por ello, de ir fortaleciendo una serie de diques normativos que prevengan y contengan las consecuencias de la mala gestión de los funcionarios públicos, o por la desregulación fomentada por nuestros propios intereses.

En concreto, ¿no será necesario que seamos nosotros mismos los defensores del sistema lagunar y las zonas de mangle? ¿no somos nosotros los que podemos solucionar los problemas de tránsito y transformar la cultura vial poco saludable en la que vivimos? ¿Creemos posible que así como los jóvenes se organizaron para ayudar y atender a los damnificados podríamos hacer redes para realizar políticas públicas que nos solucionen los problemas de tiempo para el pago de multas, asistencia ciudadana a domicilio, o vía electrónica, o por lo menos con dependencias de atención ciudadana en cada una de las colonias de la ciudad? Creo que si se dilapidan miles o millones de pesos en campañas de propaganda política partidista –sin contenido, ni beneficio- supongo que habrá recursos suficientes para atender a las necesidades ciudadanas sin tener que asistir al ayuntamiento de cada uno de los municipios para gestionar nuestros derechos.

Claro, claro, es fácil decir la cosas, pero en su concreción se complican pues no se cuenta con lo principal y no considero que sea lo financiero, sino con una base cultural y educativa suficiente para comprender lo que es una función pública, ni mucho menos para ejercer el poder en función de desarrollar estratégicamente a la región, trayendo con esto beneficios para todos y no sólo para aquellos que tienen ya la vida resuelta o para los que por su rol estructural –como líder sindical o gremial, o autoridad de alguna organización- pueden hacerse de recursos por los beneficios que ellos pueden aportar a los antes dichos.

Esto por un lado, pero por otro, me parece que como ciudadanos será necesario que nos lancemos a algo más que la solidaridad nacida frente a la catástrofe momentánea –es decir, que se dio en un momento concreto por un meteoro natural-. Si algo nos ha dejado Karl es que podemos organizarnos, que podemos coordinar los esfuerzos para desarrollar la región, que podemos hacer de lado nuestras ideologías morales o políticas para resolver los problemas. Si algo nos ha dejado todo esto es que nosotros sí podemos levantarnos y estrechar la mano. ¡Qué interesante que lo estemos logrando sin el filtro de los que dicen procurar el bienestar público!

Por lo que me hace dudar de una idea: ¿no será que le hemos dado mucha autoridad a nuestros representantes y que seguimos esperando que sean ellos quienes nos resuelvan nuestros problemas? ¿no será que hemos de dedicarle un poco más de tiempo a exigir a medios de comunicación, escuelas y funcionarios públicos a ser más transparentes? ¿no será que la obesidad mórbida en lo político y lo social requiere que la atendamos nosotros para así exigirle al mismo gobierno la buena administración de lo que es nuestro?

Hay mucho por hacer, por discutir, por analizar, pero considero urgente que vayamos construyendo acciones dietéticas ciudadanas para los males que tenemos todavía entre nosotros.

3 comentarios:

Maria Luisa Aguilar dijo...

De acuerdo con muchas de las preguntas que propones.
Me parece que lo vivido y la forma de reaccionar de la sociedad civil no se reduce a un mero sentimentalismo ante las imágenes mostradas por los medios de comunicación sobe lo sufrido (y que aún sufren)muchos de los veracruzanos después del paso del huracán. Pienso que para una gran cantidad de los voluntarios que con su esfuerzo, recursos o ánimo se apresuraron a ayudar a los veracruzanos en desgracia, el ejercicio ha servido para asumir la responsabilidad del presente y futuro de nuestro Estado. Y eso es ya un signo del surgimiento o el despertar de los ciudadanos. Resalto en esto la participación y organización de los jóvenes(en mucho más efectiva y eficiente que la de algunos "maduros" políticos), los cuales pusieron en evidencia que las redes sociales pueden tornarse en medios de humanización y ciudadanía responsable.
Ante ello considero válidas las preguntas que te (y nos) haces y que -no obstante el desastre y los graves problemas que enfrentamos- se vislumbran motivos de esperanza para Veracruz y para nuestro país.

Pienso que sería necesario que aclararas lo que entiendes por "acciones dietéticas ciudadanas" (no vaya a sonar muy agresivo, por aquello del lugar que como estado ocupamos en índices de obesidad)

Gracias

Anónimo dijo...

Opino que la tarea de asumir la responsabilidad como ciudadanos invita a dos tareas puntuales: reflexionar y actuar. No obstante y en conformidad contigo, la educación se centra como pilar necesario para llevar a cabo esas dos acciones.

Tal como lo señaló Maria Luisa Aguilar , "no se trata de un mero sentimentalismo" ni tampoco de actuar cada vez que ocurran catástrofes si no de estar en constante alerta para asumir un rol como ciudadanos que nos lleve a deshacer viejas prácticas enviciadas como de irresponsabilidad e indiferencia ante los eventos diarios.

Ya el mismo Albert Camus en su ensayo "El mito de Sisifo" citaba a Husserl señalando que el hombre debía escapar al hábito inveterado de vivir y pensar en ciertas condiciones de existencia ya muy conocidas y cómodas. Esto tiene relación con la comodidad que se hace presente para justificar a menudo la irresponsabilidad que adquirimos como ciudadanos y delegar constantemente a los políticos la responsabilidad de los cambios de mejora.

Respondiendo a Maria Luisa cuando sobre la metáfora que construye Jorge Campa acerca de "acciones dietéticas ciudadanas" pienso yo que su significado está estriba en disciplinar una alimentación cultural que nos permita nutrirnos como ciudadanos. Esto contribuirá a distanciarnos cada vez más de "la obesidad mórbida en lo político y lo social" que refiere a todos aquellos vicios enfermizos que puedes imaginarte que rodea estos dos planos (político y social) en nuestra contexto.

Anónimo dijo...

Profesor:

¿qué fué lo que hizo a tanta gente moverse?...la necesidad...VIVIR LA NECESIDAD.

Será que en relación a los temas políticos y sociales que propone usted aqui, lo que sucede es que estamos demasiado desconectados de lo que se hace y deja de hacer con nuestra ciudad, tanto así que no vemos, no sabemos ni de que manera nos afecta....o no queremos verlo como dice mi compañero Pipino...es más cómodo dejarlo en manos de los "elegidos".....

Necesitamos verlo, hacernos concientes y así será fácil unirse y moverse. Usted menciona a los medios de comunicación, ellos podrían acercarnos más a las realidades pero es que (como en otros sectores) los intereses personales pesan más que los públicos.
..................¿por qué continuar así? ¿para qué?
Adriana Jiménez

Publicar un comentario