Desde el rincòn

Información o Espectáculo

Celia Rosado Romero

Si se ha de analizar los medios de comunicación, impresos y audiovisuales, resulta interesante remontarse a la entrevista que se le hiciera al recién estrenado Premio Nóbel de Literatura, el peruano (confundido por Vicente Fox al cambiarle la nacionalidad por la de “colombiano”) Mario Vargas Llosa al cuestionarlo como se ve la prensa mexicana en el Viejo Continente: “México tiene un gran problema de que la información se ha convertido en un espectáculo. No hay espectáculo que resulte mas atractivo para un publico, que la violencia, que los hechos de sangre, entonces, la violencia social que vive México, en razón fundamental, sobre todo el narcotráfico, considero que tiene una cobertura desproporcionada……”[1]
En una encuesta, al azar, realizada en la facultad de Ciencias de Comunicación (25 personas) al cuestionarles sobre su preferencia en los noticieros matutinos, la respuesta en un 99% fue que había dejado de verlos en los últimos meses ante la exageración de la información de carácter violento.
Si bien es cierto que la violencia entretiene, como afirma el escritor, su difusión desproporcionada aleja a una parte de su audiencia. No sólo porque muestra una sola cara, al no contextualizarla, no proporciona los elementos de juicio para saber la realidad, de ahí que, no se brinda la posibilidad de formar juicios certeros.
Repitiendo las frase del intelectual., se diría: “La información busca entretener y divertir, y la violencia entretiene y divierte muchísimo a un enorme sector de gente y, por supuesto, la prensa y los medios en general alimentan ese tipo de apetitos, lo cual es lamentable y es un hecho sobre todo cultural, lamentable y característico de nuestra época.
Si ha ello le agregamos que en los años 60 y 70, la polémica sobre la naturaleza y función de la prensa se desarrollaba sobre estos dos temas: 1) diferencia entre noticia y comentario y, por tanto, una llamada a la objetividad (recuerdo a propósito duelos históricos con Ottone); 2) los diarios son instrumentos de poder, administrados por partidos o por grupos económicos, que utilizan un lenguaje intencionalmente críptico en cuanto a que su verdadera función no es dar noticias a los ciudadanos sino enviar mensajes cifrados a otro grupo de poder, pasando por encima de los lectores.
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Entonces habrá que insistir en la necesidad de intentar convertir a los medios de comunicación en verdaderos difusores de la realidad nacional sin tener que extremar o satanizar temas, para que se conozca a México como un país con fortalezas sin dejar de lado resaltar las grandes necesidades sociales existentes.
Pero, no a través de programas o “shows” que utilizan la pobreza como elemento para comercializarla. Las cadenas televisivas en su competencia han utilizado al país y a su población como componente atractivo, pretendiendo darle entretenimiento a sus audiencias matizada por ese mecanismo de administrar la pobreza.
Sin un discurso moralizador, pero si con sentido profesional del ejercicio periodístico, que no necesariamente tenga que menguar el capital de los dueños de los medios impresos, los lectores de los medios impresos o la audiencia de los medios electrónicos como receptores de sus mensajes merecen otro tipo de información: variada, responsable, actual, objetiva en todas sus aristas y sobre todo con un interés social.
Si persiste la ceguez de mantener ese enfoque editorial, las redes sociales con un periodismo ciudadano seguirán creciendo, ya que los mismos medios de comunicación reconocen que sus informaciones, en un porcentaje alto, son producto de esas redes.
La segunda reflexión e interrogante, tendría que ser: ¿es acertado o no que la revolución tecnológica supla a los profesionales de la información? Nada más hay que recordar lo que Humberto Eco dice: El desarrollo tecnológico provoca cada vez más problemas éticos y deontológicos.


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[1] Mario Vargas Llosa http://www.milenio.com/node/544012(8 de octubre 2010)
Premio Nóbel de Literatura


[2] Umberto Eco. Tomado de Avizora el 23/2/2003

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