MINUCIAS EN LA VIDA


Y después del Muro, el mundo fue distinto
Genaro Aguirre Aguilar

Quizá el primero que visualizó irónicamente lo que vendría después de la caída del Muro de Berlín, fue Joaquín Sabina, cuando caricaturiza lo que vino después en la imagen de: “ese hombre que va por ahí, si lo hubieras visto ayer, dando gritos de Yankee go home, coreando slogans de Fidel, hoy tiene un adoquín en su despacho del Muro de Berlín…”. Aquí, el oficio de colocar la mirada allí donde otros tardan en llegar, le permite trazar un perfil de los nuevos roles sujetos sociales como de la reconfiguración geopolítica y el desdibujamiento ideológico que vertebraría al mundo.
Este 9 de noviembre que oficialmente se conmemora la caída del Muro de Berlín, en muchas partes del orbe se ha definido una serie de eventos para recuperar lo que de significativo supuso su derrumbe, pues para muchos la segunda mitad del siglo XX se caracteriza por este hecho histórico. En el caso nuestro, provocó un cisma en todo lo que habíamos construido para poder entender aquel mundo que era bastante distinto al que ahora vivimos.
Entiendo que para muchos este acontecimiento pasó de largo, que el imaginario desde el que se relacionan con el presente sigue anclado en los mismos referentes, aun cuando en el paisaje como en la retórica que modela nuestros días, pervive ese matiz de transformación que el fin del socialismo real generé cuando aquel mundo que era el nuestro, se vino abajo.
Seguro para muchos de nuestros estudiantes esto no tiene un lugar en sus imaginarios, algo básico para comprender buena parte de sus actitudes, comportamientos y realidades. En cambio, pudiera ser más difícil comprender por qué hay quienes no se han dado cuenta que el mundo cambió. En fin, este otro mundo, donde predomina lo asimétrico, donde pareciera el horizonte es menos que nada, donde los futuros se tiñen de desesperanzas, es quizá parte de los saldos que aquel otro ya quedado en el olvidó, terminó por heredarnos.
Hoy cuando es posible recordar aquellas largas filas para adquirir una hamburguesa en la capital rusa, cuando se hacen presentes aquellas imágenes de jóvenes y viejos trepados en el Muro para con sus propias manos echar abajo lo que antes fuera pesadilla; cuando sabemos muchas de las historias negras que construían el pasado de los países que se encontraban detrás de la cortina de hierro, ¿vale la pena la añoranza? En lo particular creo que sí, pero sobre todo para tratar de reflexionar desde estos tiempos en torno a eso que fue y no volverá a ser, frente a este presente desprovisto de sentido, donde parece las nuevas generaciones han comprado retóricas que sostienen otro mundo no es posible. Eso creo si es un referente que debemos tener como detonador para seguir andando pero también construyendo un momento histórico aún no resuelto, pero más que desde nosotros, desde las circunstancias y lo circunstancial de las nuevas generaciones.

0 comentarios:

Publicar un comentario