


EL FUTURO DE LA REFORMA DEL ESTADO.
Edgard González Suárez/ 02/feb/2010
Edgard González Suárez/ 02/feb/2010
El llamado seminario sobre La Reforma del Estado ha tenido como ponentes a especialistas, activistas, instituciones académicas, dirigentes de partido, gobernadores, etc. Han estado a discusión los 10 puntos de la iniciativa del Presidente: 1) reelección de ediles y diputados, 2) reducción de las cámaras tanto de senadores como diputados (de 128 bajarla a 96 en caso del senado y de 500 a 400 en el caso de la de diputados), 3) aumentar el número de votación mínima para el registro de un partido político (del 2 al 4% del total del voto emitido), 4) incorporar la figura de “iniciativa ciudadana” para que la ciudadanía pueda proponer leyes sobre temas de su interés, 5) Reconocer a las candidaturas independientes para todos los cargos de elección popular, 6) implementar la segunda vuelta electoral para la elección de Presidente de la República, 7) Reconocer a la Suprema Corte de Justicia con capacidad para presentar iniciativas de ley en el ámbito de su competencia, y 8) darle facultades al Presidente una para presentar dos leyes preferentes para que sean votadas antes de que concluya el periodo de sesiones para que en caso de que no sean votadas se consideren aprobadas y 9) establecer la facultad presidencial para hacer observaciones, ajustes y recomendaciones a los proyectos aprobados por el Congreso. Esta iniciativa se ha llevado toda clase de calificativos, “imprudente”, “electorera”, “insuficiente”, “parcial”, “presidencialista”, “inconexa”, “incompleta”, etc. La principal característica del evento es que nadie, ningún partido político de oposición avala en su conjunto la iniciativa presidencial, aunque el principal consenso entre las fuerzas políticas desde hace más de una década es la falta de funcionalidad de muestra democracia, la inutilidad de varias de las instituciones y el desgaste histórico de muchas otras.
La situación se empantanó en la medida de que los bandos se dividieron, por un lado, quienes quieren decisiones respecto a los puntos planteados por la iniciativa presidencial y por otro, quienes ven en esta la oportunidad para avanzar en una reforma integral, de largo aliento que reconstruya el andamiaje institucional en este país.
En el afluente partidarios habría un motivo supremo en el fondo de este debate: el electoral y tres razones diferentes para abordar la discusión. Por un lado, al PAN le urge presentarse a la ciudadanía como el promotor de una reforma política democrática o democratizadora porque entre más se posponga más caro políticamente le saldrá al país su recuperación). Al PRD le interesa para abrirse cauce en un sistema hasta ahora cerrado, corrupto e incapaz de manejar la alternancia política a nivel presidencial con la izquierda y el proyecto político de las clases populares y al PRI le interesa que esto no se resuelva en este año por ser precisamente de lucha electoral, y además de querer ser él el que conduzca las reformas del estado pero desde la Presidencia de la República, aspiración que esta muy cerca de conseguir, según analistas, en el 2012.
Me parece que por estas razones y motivos el futuro de la Reforma no es muy optimista, lo más seguro es que vaya tan despacio que la discusión de fondo, estructural e integral no se de, quizá nunca, y sólo vayamos avanzando parcialmente, con el consecuente peligro de las contradicciones, incoherencias e insuficiencias. ¿A quien le interesa la reelección sino no hay transparencia, ni rendición de cuentas?, si no hay sanciones civiles, administrativas y penales para la corrupción. ¿A quien le interesa aprobar candidaturas ciudadanas?, ¿reducir la cámara de diputados y senadores?, si no hay certeza y siempre tenemos dudas sobre los resultados electorales, en fin, la reforma seguramente se pospondrá al infinitum en perjucio, por desgracia, para los ciudadanos.
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