MINUCIAS EN LA VIDA



La noche de sabina según Ximena


Genaro Aguirre Aguilar



La lluvia pertinaz que desde la tarde se registrara en aquella zona del D.F., no impedía el entusiasmo que tras varios meses de espera habíamos guardado. Apenas descendimos del taxi, tomados de la mano, Ximena y yo subimos las escalinatas del Auditorio Nacional, sin esperar a ver lo que Silvia y Elvia hacían.
Llegados ante la reja que da acceso, esperamos unos segundos. Cuando los cuatro de esta pequeña delegación de veracruzanos seguidores de Sabina estuvimos juntos, a cada uno le entregué su boleto de entrada. Al tenerlo en sus manos, la algarabía de Ximena llegó para no abandonarla más. Con risas y gritos culminaba una larga espera que había dicho ella, sería difícil aguantar: "¡Mamá, es que no creo que puede aguantar tanto!", dijo una mañana de principios de año cuando le dijimos que iríamos al concierto de Joaquín «Sabía», como ella le llama desde aquel día cuando supo que su nombre era en honor a la canción "Rosa de Lima", homenaje que al mismo tiempo el de Úbeda le hacía a su actual pareja, del mismo nombre que mi hija, solo que aquella escrita con "Jota" y ésta con "Equis".
"¡Dejarán entrar a la niña!" –escuchamos al paso, mientras el señor sonriendo a su compañera le respondía "¡Quién sabe!" Al entrar, la joven que recibió su boleto lo mismo que la persona de seguridad que le pasara el escáner, sólo sonrieron y le dijeron que se divirtiera. Con los saltos propios de esa edad y a grito en pecho liberada de mi mano aquella chiquilla iba feliz, mientras los asistentes no ocultaban su asombro, incluso quien pudiera ser papá de un adolescente, cuando al verla pasar volvió para ver a su acompañante y dejar esbozar una sonrisa.
Así que a sus cuatro años, una de las fanáticas más pequeñas de Joaquín Sabina, estaba en el recinto más importante para escuchar al autor de la frase que a sus tres años consideró era una de sus canciones favoritas: "… así estoy yo sin ti, más triste que un torero, al otro lado del telón de acero…" No obstante, en su primera experiencia musical, esa noche esperaba "Parte meteorológico", "Embustera" y "Crisis", por ello, su expectativa se iba convirtiendo en emoción desatada, cuando en mi reloj contaba los minutos que faltaban para que dieran las 8:00 pm.
Emoción desbordada cuando vio cómo -poco a poco- las luces se apagaban y los gritos de un auditorio lleno daban la bienvenida a quien dice a sus sesenta "…qué importa la talla de sus Kalvin Clein". "Tiramisú de Limón", la canción que abre su más recién CD Vinagre y Rosas, que fuera la llave para convertir el disco en el más vendido del 2009 en apenas 6 semanas si consideramos su disco se estrenó en la segunda quincena de noviembre, mismo que -para estos días- se ha hecho acreedor a 3 Discos de Platino (uno de Oro en nuestro país, aun con la poca promoción que suele hacérsele). Desde ese inicio, entre Joaquín "Sabía" y Ximena, se estableció una comunión de la que fueron testigos quienes estaban cerca de nosotros: esposos, amantes, amigos, viejos, maduros y jóvenes.
Punto climático que se alcanzó, cuando en el estribillo de "Embustera", los cuatro metros que separaban a Sabina de nosotros, no fueron impedimento para que desde allí, quien ha sido responsable de las mejores estrofas y metáforas de la canción española, reconociera a nuestra Ximena y apuntando con el dedo junto a ella cantará: "¡Embustera, tu corazón es una cremallera de Christian Dior, blanqueas emociones, traficas con botones, pierdes con mi perdición!". "¡Mira, está emocionada!" –había dicho minutos antes un par de señoras entradas en años, algo que confirmaría una mujer de tez blanca al final de canción, cuando le tomó la mano a Ximena para decirle: "¡Te diste cuenta, te saludo!", mientras Ximena sonreía y "chiviada" se recostara en mi pecho. Como era de esperar, tras los "¡Otra, otra, otra…!" sólo la última canción ya no la pudo escuchar mi hija, pues rendida había caído en un profundo sueño. "! Ya no aguantó!", comentarían un par de guapas chicas que estaban a un lado de nosotros.
La noche del sábado 17 de abril, no pudo cerrar mejor: la Cantina de los Remedios fue el lugar propio para cerrar una noche sabiniana. Curioso, pero allí estaba la señora que felicitara a Ximena por el Saludo de Joaquín "Sabía". Es más estaba en el mismo hotel que nosotros, pues desde Sonora habían llegado para asistir al concierto del reinventado Sabina, que reconoce es "Un perfecto Judás, desde la Jota a Ese!" Por nuestra parte, como bien dieran a entender mi esposa y su casi hermana Elvia: con tantas y hermosas canciones, te queda esa sensación de que hicieron falta algunas aun cuando esa noche cantara una treintena de ellas.





7 comentarios:

Unknown dijo...

Sin lugar a dudas, sólo un gran padre con tan tierna niña la cual presumo como mi "sobrina putativa", podría hacer expreso a través de sus palabras, la experiencia que un infante a esa temprana edad pudo tener con nuestro "maestro".
Enhorabuena para ustedes Genaro!!!
Y con dedicatoria especial a quien "No deshoja las margaritas, por miedo a que le digan todas que si..." y quien "se acuerda de quererme cada dos años..."
Un abrazo!!!

Anahí Colorado dijo...

profesor..quedo sorprendida.. al ver a su hija que a tan temprana edad conosca musica buena ... y no como la musica de estos tiempos jeje... pero es logico si tiene a un gran profesor como papá, y como hija le comento que los pequeños recuerdos que tenemos de la infancia..nos hacen ser grande humanos y más cuando recordamos las cosas que compartimos junto a nuestros padres .... FElicidades!! Profe.Genaroo... me gusta leer mucho blog...

Genaro Aguirre dijo...

Estimado Rafa:
Ya sabes que es tu sobrina. En serio que fue una experiencia muy buena. Lo mejor es que al otro día, volvió a ser la niña de siempre, a quien le encanta el color rosado, pero también las historias de princesas (entre ellas de de Joaquín, jejeje), pues me pidió le adelantara su día del niño y comprara la película La princesa y el sapo.
En fin

Genaro Aguirre dijo...

Estimada Anahí:
No sé si sea bueno que tenga un padre como yo, pero hacemos lo mejor que podamos. en serio, hubo cosas que quería contar pero ya no hubo tiempo. Quizá puede que mañana.
Saludos

Anónimo dijo...

Si, efectivamente la emoción de Ximena desde unos días antes era mucha... contaba los días... y el día contaba las horas y al final los minutos... (yo lo sé, soy la mamá) y la espera se vio recompensada cuando él apareció y ella, Ximena, dejó salir un fuerte y largo grito, para después cantar con él "donde crees que vas, que te parece que soy" y cómo en silencio, lo veía cuando las pantallas reflejaban su rostro... si, realmente es increíble como esa pequeña niña de 4 años se emocionaba cantando las canciones que reconocía... le quedó a deber parte meteorológico y crisis...de verdad que las quería escuchar... pero al otro día dijo que el concierto había estado maravilloso… y yo estoy totalmente de acuerdo con ella…

Dr. Por cierto, nos queda a deber la reseña del concierto...

Silvia R.

Unknown dijo...

Hago provechoso el medio y la oportunidad, para realizar un airado reclamo a la madre de mi sobrina en comento, por no haberme dicho en todo éste tiempo, que a ella le gustaba (además de "Tiramisú de limón", "Parte metereológico", "Embustera", y "Crisis", obviando por la que dió génesis a su nombre "Rosa de Lima") "Así estoy sin ti"...
Me supongo que al igual que éste, tendrá y habrá otros secretos más que compartir que atesora inútilmente... jeje
Enhorabuena nuevamente por compartir la experiencia (que aunque somera, porque tuvo que haber más detalles del antes, durante y después del concierto) de seguir siendo "cómplices" (como el maestro nos alude)
Salu2!!!

Genaro Aguirre dijo...

Estimad@s:
Como bien apunta su mamá y anota su tío, Ximena vivó como también nosotros, una experiencia que tiene otros vericuetos. Esos quedarán para después. Lo mejor de todo, es que tras lo maravilloso del concierto, al día siguiente volvió a ser la misma: una niña como muchas tantas.

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