LA ESTRUCTURA DEL NARCO INTOCABLE




VÉRTICE POLÍTICO
Edgard González Suárez/12/ene/2011



LA ESTRUCTURA DEL NARCO INTOCABLE

En una extraña conferencia de prensa el día de ayer, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, aseguró  que las organizaciones criminales se encuentran en crisis” y sostuvo frente a los medios de comunicación “que es falso que ante la captura o el abatimiento de un dirigente éste se reproduzca por generación espontánea y con la misma capacidad delictiva”.
Es decir, la posición oficial del Gobierno Federal es que el balance de la llamada “guerra contra el narcotráfico” la van ganando, ya que según la misma declaración de 37 capos identificados como la cúpula del narco en nuestro país, 17 de ellos han sido sometidos o abatidos.
“Esta cifra representa un daño severo e irreparable a las estructuras de operación de todas las organizaciones del crimen organizado. En este registro histórico se ha hecho ya más de la mitad de la tarea. Particularmente el año pasado avanzamos con gran celeridad”…
Será cierto que la estructura de mando del narcotráfico en México estén en “crisis” y hayan sufrido un daño “severo” e “irreparable”?
A mi no me lo parece. La muerte o captura de capos de la talla de Arturo Beltrán Leyva, de Tony tormenta, o la de Edgar Valdés Villareal,  la “Barbie”, si bien simbólicamente importantes, para efectos prácticos en el trasiego de los narcóticos las estructuras siguen funcionando.
La estructura no lo es el capo mayor, él es el símbolo, por su rudeza, su peligrosidad, su capacidad de organización y por supuesto su capacidad de fuga. La estructura es una muy bien aceitada maquinaria de funcionarios, empresarios, policías y fuerzas de seguridad que brindan protección al transporte de narcóticos por territorio nacional. Y ésta, desde donde se puede observar, no ha sido ni “abatida” ni “capturada”.
Es bien sabida la historia de cómo a la muerte o desaparición del capo mayor, una serie de lugartenientes, que lo son, precisamente porque se han preparado junto al “jefe”, se disputan el liderazgo y el control de las actividades y tareas de la organización. La generación de relevo no se reproduce de manera espontánea, claro que no, en eso tiene razón,  Poiré. Esta se prepara por años, se forma y “aprende” los gajes del trasiego de drogas, va conociendo los territorios, las rutas, los costos, a los subalternos, a los sicarios, a los jefes y poco a poco a los contactos federales, nacionales e internacionales.
El gobierno no puede estimar el “daño” ocasionado a las organizaciones delictivas simplemente porque no sabe el tamaño, capacidad de fuego, capacidad financiera, volumen de carga y redes civiles –funcionarios, políticos, policías, empresarios, etc.- con que cuentan dichas  organizaciones.
Para efectos mediáticos, la captura o abatimiento de líderes como Sergio Villarreal Barragán, El Grande, y Héctor Huerta Ríos, La Burra,  Ignacio “Nacho” Coronel, Vicente Zambada, El Vicentillo, Teodoro García Simental, El Teo, Vicente Carrillo Leyva, El Ingeniero, y en últimas fechas Nazario Moreno González, El Chayo, sirven para eso, para hacer conferencias de prensa anuales y mostrar datos engañosos, tratando de imponer la visión exageradamente optimista del problema.
Al mismo tiempo que se anunciaba dicha conferencia de prensa, un alcalde más era abatido por sicarios en Cuernavaca, solo en 2010, más de 13 alcaldes fueron asesinados en los siguientes estados: Veracruz, Durango, Michoacán, Monterrey, San Luis Potosí, Hidalgo, Oaxaca, Chihuahua, Guerrero y Morelos.
Un día antes de la conferencia de Alejandro Poiré, dos docenas de decapitados fueron encontrados en Acapulco. La misma madrugada del martes, es decir, a solo 5 horas de la conferencia del secretario técnico de seguridad, Monterrey vivió su primera noche violenta para comenzar el año; Levantones y balaceras se sucitan todos los días en Monterrey y Matamoros.
Hace exactamente un mes, la detención de tres sobrecargos de Aeroméxico en España puso en evidencia el “funcionamiento” y trasiego cotidiano de estupefacientes.
Para mí, la estructura del narco esta intocable.






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