¿Los jóvenes más hormonas que neuronas? Serà….
Celia Rosado Romero
El bullicio a la entrada de la facultad resultaba ensordecedor, era el inicio del ciclo escolar que daba la bienvenida a maestros y personal docente. La vida cotidiana retornaba a la facultad de Ciencias y Técnicas de la Comunicación. Para algunos era la primera vez que pisaban el Campus Mocambo y sus miradas denotaban asombro y al mismo tiempo incertidumbre de lo que les depararà su inclusión en la vida estudiantil universitaria de nuestra Máxima Casa de Estudios
Ellos forman parte de los 20.24 millones de jóvenes entre los 15 y 24 años, de los cuales 10.4 millones son adolescentes y 9.8 millones adultos jóvenes, esto es el 18.7 % de la población mexicana (Conapo),
Su actitud entusiasta ojala responda a su enriqueciendo de conocimientos previos para poder cursar su carrera universitaria con éxito. ¿Cuál es el razonamiento que conlleva a la anterior inquietud? Es la preocupación que año con año inunda a la comunidad docente, que se pregunta: ¿qué tipo de estudiante egresado de enseñanza media será el nuevo estudiante de la Facultad de Ciencias de la Comunicación?
La anterior interrogante emergió, de nueva cuenta, cuando un estudiante de ésta facultad nos envió a varios maestros la siguiente investigación: los jóvenes que se graduarán en las universidades estadounidenses en el 2014 creen que Beethoven es un perro y Miguel Ángel es un virus informático, según el estudio College Mindse publicado por la Universidad de Beloit. El mismo estudio asegura que pocos estudiantes escriben con cursivas porque el lenguaje digital forma parte de su ADN, asimismo, no usan reloj pues sus teléfonos celulares son para ellos sus “relojes”.
Cada año, desde 1998, los profesores de la Universidad de Beloit (Wisconsin) Tom McBride y Ron Nief elaboran, con su encuesta, la lista de 75 referencias culturales que esa grupo tiene al ingresar al centro universitario y que los definen como generación. Es así que, al terminar el estudio concluyen que forman: “un catálogo de forma de ver el mundo, que cambia a velocidades tremendas con cada generación”.
Desafortunadamente los docentes que forman parte en las entidades educativas de la Universidad Veracruzana desconocen los resultados del examen de ingreso de cada uno de los que habrán de ser parte de su comunidad estudiantil, por consecuencia no se tiene conocimiento de sus referencias culturales.
Tal estudio, nos muestra parte de la razón del porqué la educación está en crisis y la necesidad de pensar en la potencialidad de la escuela, en una época donde existen nuevas dinámicas sociales y los flujos tecnológicos son arrolladores ( basta conocer los resultados de las indistintas pruebas que las autoridades escolares han realizado los últimos años).
La Universidad Veracruzana en su nuevo lenguaje habla de una formación permanente y para toda la vida, lo que se dificulta ante los cambios drásticos que sufre la sociedad y la demanda incesante de sus necesidades, así que, fortalecer un bagaje cultural (conjunto de conocimientos que acompañan al sujeto),es imperativo desde que el niño ingresa al sistema educativo, fortalecido durante toda su trayectoria académica, para que al llegar a su formación profesional cuente con un soporte y pueda cruzar de la educación informativa a la educación formativa.
¿Qué se debe esperar de un joven que ha cursado la educación básica y media, en su formación primaria de vida, antes de ingresar a la universidad?, pues que cuente con un conjunto de conocimientos científicos, literarios, artísticos, económicos, etcétera, de pasadas épocas, tomadas globalmente o de su pueblo, por ende, haber sido culturizado (educado) durante esa trayectoria que suman década y media.; que nos daría como resultado los conocimiento no sólo de un simple traslado de libros de consulta, sino también las propias reflexiones de los que lo lee, como parte importante de su crecimiento intelectual.
Sería una incongruencia no pensarlo.
Es de saberse que la cultura general se adquiere de diversas y muchas fuentes, aunque se supone que gran parte de ellas se aprenden en la escuela y la familia, pero si en esta última no existe un ápice de cultura, es la educación formal quien tendrá el mayor peso.
La maestra Caty Rojas establece: “El hombre no sólo se hizo humano a partir de la evolución biológica (hominización), sino también aprendiendo de los demás en sociedad (humanización). Es por ello que podemos afirmar que son dos las dimensiones que nos han hecho humanos: la dimensión natural o biológica y la dimensión social o cultural”
De ahí, la a necesidad de una visión integral para que los jóvenes consuman y participen en la creación cultural, debe ser prioritaria así como la enseñanza de otras áreas de conocimiento. Menospreciar y marginar a la juventud de su acceso negándoles espacios de expresión o de centros culturales que son vitales para su configuración de identidad social, los hacen presas fáciles para otras culturas que encuentran en medios de comunicación virtuales, y en el peor de los casos en campos delictivos.
A ello, se refiere la doctora en Ciencias Sociales Rossana Reguillo Cruz, investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales del ITESO, cuanto plantea que existen dos países cuando de acceso a la cultura para los jóvenes se habla: “Hay un México que es el de los jóvenes que están conectados, que están dentro del sistema y que tienen condiciones de desarrollo cultural, social, económico y educativo adecuados. Y el otro México, mayoritario, está conformado por un ejército de jóvenes para quienes la cultura es un lujo difícilmente imaginable, en la medida que se les ha expropiado, por la vía de los hechos, cualquier posibilidad de manifestarse con respecto a su propio futuro”.
Es más, la investigadora Reguillo es más drástica en sus aseveraciones al cuestionar a las autoridades educativas y a los mismos legisladores y señala contundente: al joven se le ve como un ser lleno de hormonas y carente de neuronas al que hay que mantener entretenido y manejan como estrategias de políticas culturales en sólo la organización de conciertos, no hay una visión integral de lo que significa un equipaje cultural.
Inclusive el ya fallecido escritor Carlos Monsiváis, en la Revista de la Universidad de México, se refirió este año a la inclusión cultural como un derecho ciudadano a pesar de que “la cultura no tiene peso específico en el sistema educativo de América Latina y de México”.
Asusta pensar que los nuevos universitarios lleguen a las aulas con esa carencia de información cultural, de ahí que la presidenta del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Jacqueline Peschard, dice:”la educación y cultura son ejes fundamentales para mejorar el desarrollo y la calidad democrática del país, y a través de ella, se podrá combatir la pobreza y construir una sociedad libre y justa”. De la cual ellos, los egresados de las universidades, son parte de la actual sociedad o los que conformen esa nueva sociedad que se anhela.
A pesar del discurso político expresado en el lenguaje de una calidad educativa, donde se incluye la cultura, la realidad es de una falta de estímulos para enseñar que la cultura es toda una planificación de actividades que le den al estudiante una apreciación de las artes con un objetivo de “utilidad” en toda su vida. Sobre todo, si hablamos de la lectura como la fundamental fuente de enriquecimiento de conocimientos.
Existe un prejuicio, emanado de la falta de un aprendizaje cultural, entre la población juvenil de tipificar a éste joven como “ñoño” al dar a conocer su inclinación sobre su gusto por la lectura o una habilidad artística, consecuentemente, se hace necesario una revisión a fondo de lo que se enseña como cultura para hacer una propuesta que vaya más allá de un entretenimiento.
Lamentable será que en el 2010 de festejo del centenario y bicentenario de la revolución e independencia de México, los actuales jóvenes sólo se refieran a una festividad de juegos pirotécnicos y eventos musicales y desconozcan quiénes fueron los personajes participantes.
Queda entonces, una tarea pendiente la de encuestar a estos nuevos estudiantes universitarios sobre sus conocimientos de los dos hechos que marcaron y dieron nombre a México o cuáles son sus referencias culturales de la historia de nuestro país.
¿No les parece?
Así sabremos que generación estamos educando y sí podemos brindar a la sociedad, cuando egresen de sus estudios profesionales, un grupo de jóvenes con una visión de mejor futuro que le dé al país lo que tanto demanda: seguridad y justicia social, así como, democracia.
Ya Bertrand Russell decía, un rasgo característico de las sociedades civilizadas es su habilidad para mirar al futuro. Una sociedad que falla en planear de antemano siempre llegará tarde en la solución de sus problemas.
No debemos hacer eco a sus palabras y será mejor que la comunidad docente de la Universidad Veracruzana inicie su planificación y un nuevo escenario de cómo se desea, culturalmente hablando, un egresado, al cambiar de una época basada en la producción industrial a una cuyo bien social primordial es el conocimiento.
No sería ideal dar un egresado de la Universidad Veracruzana que no sólo sea eficiente y eficaz en su competencia sino también, un joven con una cultura general que pueda entender y pueda conversar sobre política, cine, arte, literatura, sobre noticias relevantes en el mundo, historia universal y de México y su relación con la sociedad sea de responsabilidad, de igual manera pueda conversar con casi cualquier persona de casi cualquier nivel socio-económico, y darse a entender.
Ahí queda el reto.
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