UN GRITO DESESPERADO

VÉRTICE POLÍTICO

Edgard González Suárez/24 de septiembre de 2010









GRITO DESESPERADO





El día 19 de septiembre del presente, el Diario de Juárez publicó una editorial que acusó recibo a nivel federal e involucró a varios funcionarios, entre ellos a Cesar Nava, presidente nacional del PAN, al vocero de la secretaria de gobernación y a la clase política en general, en un debate sobre el contenido, propósitos y efectos de dicha editorial.

El editorial que fija la posición “oficial” del periódico frente a los acontecimientos, señala de manera muy ruda a las autoridades del gobierno federal y especialmente a Felipe Calderón de ser los responsables directos del baño de sangre en que reencuentra el país y especialmente Cd. Juárez. Los acusa de incapaces y faltos de estrategia para controlar a las bandas de narcotraficantes que se disputan la plaza, e incluso de estar coludidos, ser omisos o negligentes y por ello ser los principales responsables del hartazgo de la sociedad juarense.

En dicha editorial, preguntan a las “autoridades de facto”, o sea a las bandas criminales, ¿qué esperan de ellos?, de los medios de comunicación, para saber a que atenerse, por que ya están cansados de la muerte, el temor, la amenaza, a sus reporteros y a su trabajo de investigación e información.

El editorial se puede dividir en tres tópicos: Que quieren señores narcotraficantes; Felipe Calderón y el Gobierno Federal incapaces de ejercer su función y El gobierno estatal que busca amordazar a los medios acusándolos de ser los causantes del terror psicológico.

El Diario de Juárez se dirige a los narcos reconociéndolos como las autoridades de facto, como los que tienen en sus manos los destinos de la población, los amos de la vida y de la muerte, los amos del día y de la noche y piden una tregua y reglas claras (como en toda guerra) para poder ejercer el periodismo sin ser víctima de sus ataque mortales. Alertan cobre un “vacío de poder” y en subrayar que la guerra es entre el Gobierno Federal y los narcos, y que los medios de comunicación solo hacen su trabajo: informar.

Esta parte desnuda una realidad, vista desde los medios de comunicación, una anomia social, un caos social, donde no hay ley, ni respeto, ni autoridad que la haga respetar.

El periódico propone una tregua, no acepta claudicar, ni renunciar al trabajo informativo, sino que pregunta que esperan los narcotraficantes de la prensa, por que ellos, lo único que no quieren son más compañeros muertos.

El grito de desesperación del Diario de Juárez, la visión de la realidad, la acusación al Gobierno Federal.

La editorial convoca a la acción civil para obligar al Estado a tomar sus responsabilidades, a que defina una estrategia convincente y sobre todo eficaz, a que reconozca su fracaso ante el tema de las drogas y asuma que ha hecho de Juárez un paramos desolado y sin esperanza.

Con todo esto, el estado no tiene una estrategia para enfrentar el peligro y la violencia contra los comunicadores. No hay propuestas, ni legislación al respecto. Esperemos que la violencia contra la prensa en Juárez y su valiente postura, sirva para encauzar las labores informativas y garantizar la seguridad de los reporteros, columnistas, comentaristas, fotógrafos y todos aquellos que se dedican la comunicación de masas.

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